EN EL CAFÉ
Posted on: noviembre 25, 2008
Si este boli funciona, hablaré, de lo que es tomarse un té con leche sola, sentada en un café. La gente que viene y pasa, se sienta y charla. Te miran un segundo hasta que te dan por perdida. Espero que su amigo llegue pronto.
Mientras tanto, tu amigo ya está aquí. Llegó hace tiempo, una de esas tardes en las que jugabas en tu cuarto y se quedó en tu ventrículo izquierdo para que nunca te sientas sola. A veces le cuesta mucho salir. Es un tipo tímido, esquivo, siempre tiene el móvil apagado o en silencio. Podéis pasaros meses sin veros, esas temporadas son muy tristes. Pero en tardes como la de hoy se sienta callado a tu lado y paladea los sorbos de ese té, el que tú siempre tomas demasiado claro para los ingleses, y demasiado fuerte para tus amigos.
No te vayas nunca, compañero. Que me abandonen todos si tiene que ser así. Todos menos tú. En mi vida hay sitio de sobra para los dos y puedes marcharte siempre que quieras. Yo tampoco pienso quedarme todo el rato. Haré muchos viajes a otros mundos, a la rutina. Pero te prometo que siempre volveré. Promételo tú también y pasemos esta tarde, silenciosa y completa, sentados delante de una taza de té.
Santander, verano del 2008.
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