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LA CHICA DE AYER

Posted on: mayo 20, 2009

Llevo días queriendo hablar de La chica de ayer, serie que emite Antena 3 los domingos por la noche desde hace un mes. Como se ha dicho en todo momento, La chica de ayer es la versión española de la serie británica Life on Mars, que cuenta la historia de un policía de Manchester que, tras sufrir un accidente, regresa a 1.975.  En la nuestra, el policía se llama Samuel Santos y, tras ser arrollado por un coche, se despierta en el Madrid de 1.979.

Reconozco que hace unos meses, cuando me enteré de la adaptación, recibí la noticia con frialdad. Había visto el piloto de Life on Mars (correcto, entretenido, interesante)  y no tenía nada claro que algo así tuviera futuro en esta tele nuestra. Me alegra haberme equivocado de lleno. La chica de ayer funciona. Aprovecha el tirón nostálgico-revisionista que ya instauró en su día Cuéntame, pero lo aleja del costumbrismo familiar para meterse de lleno en el género policial, con apuntes ontológicos.

Y como estamos con los viajes en el tiempo, vuelvo al momento en el que leí en alguna parte que la serie conservaría su esencia pero «sería adaptada a los gustos nacionales». Mucho miedito de nuevo, fantasmas de cutrez visual,  planos chuscos e innecesarios de tetas y culos, chistes malos y escenas interminables pululaban por mi cabeza, así como la sensación de que iban a arruinar un buen producto. Segundo error. Hay que confiar más en el espíritu innovador de algunas productoras que se han subido al carro de la ficción televisiva en los últimos años… La chica de ayer  tiene en muchas ocasiones un tono cómico directo del que carece, a priori, Life on Mars.  La intertextualidad entre presente y pasado y  las diferentes versiones  de la serie, al igual que ciertos rasgos de los personajes, se plasman sobre todo a través del humor. Y con esto no quiero decir que hayan cogido un drama policial para convertirlo en una comedia, no, la serie mantiene, efectivamente, su esencia. Si esta es la aportación de la adaptación nacional al producto original, solo puedo quitarme el sombrero y decir chapó.

Personalmente, me ha enganchado su propuesta diferente, la originalidad de su historia (quien no se trague lo del viaje en el tiempo, mejor que no la vea) y unos personajes sólidos y entrañables. Samuel es un personaje estupendo (de Alterio hablaré luego), pero yo me quedo con el inspector Gallardo (Antonio Garrido se ha ganado mi respeto contra todo pronóstico) y con Ana (Manuela Velasco). Al primero le he cogido cariño por su rollito perdonavidas y sus aristas (Garrido es culpable, en gran parte, de que me lo trague). De la segunda solo puedo decir que su mezcla de fuerza y fragilidad no solo le da un toque de mujer de su época, sino que la vuelve heroíca y la aleja del estereotipo de policía femenina dura e implacable. Además, la interpretación de Manuela Velasco no hace sino mejorar al personaje.

Por supuesto, La chica de ayer no es una serie que roce la perfección.  Las tramas episódicas no son para tirar cohetes (aunque están dentro de la corrección genérica). Y Ernesto Alterio… no sé. Y ése es el problema, que después de cuatro capítulos todavía no me he formado una impresión concreta de su personaje, y creo que es por su culpa. A ver, Alterio me resulta encantador y nunca me había parecido mal actor hasta ahora; pero es que hay momentos en los que está demasiado fuera de tono. Me va bien como galán (la trama Samuel-Ana me encanta, ¡menuda química!), pero no me convence ni como sagaz detective, ni como payaso triste, ni desde luego como hombre en mitad de una crisis existencial. Es jodido, porque el personaje de Samuel tiene todas estas facetas y sale practicamente en todas las escenas, así que si de cuatro sólo da una, mal vamos.

En resumen, la serie merece la pena, es entretenida, no se hace larga (Oh Gran Señor de la Síntesis Narrativa, ten piedad de nosotros telespectadores, no nos dejes caer en las tramas y episodios estirados como chicles, bla, bla, bla, etc.). Y a mí me gusta también porque me siento delante de la pantalla y me pongo a pensar en el trabajo de los guionistas que la hacen posible. Un trabajo alejado por una vez de la creatividad pasional y bruta que requiere un producto original, más centrado en la humildad, el espíritu analítico y la generosidad de una adaptación.

Life on Mars duró dos temporadas en la BBC, espero que La chica de ayer le sobreviva y podamos disfrutar de otras facetas de los personajes, de la evolución del  producto. En definitiva, que renueve la promesa eterna no escrita de todas las series que me gustan: continuará

 

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Teasing and braiding can, like any craft, be learned. But as to determining which episodes hold promise (as oysters hold pearls), it is not without justice that this art is called divining.

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