Aprendiendoaescribir's Weblog

Archive for the ‘crítica TV’ Category

No puedo evitarlo, mi espíritu navideño se reduce a esto.   La seriespectadora que llevo dentro nunca descansa.  A ella, al igual que a mi empresa, se la pela que sea Navidad y aquí se trabaja aunque haya poco o nada que hacer.

La reflexión sobre los especiales de navidad es corta y predecible: son aburridos. Para empezar, todos tienen un telón de fondo común (Sí, señora, lo ha adivinado, es la Navidad. Que alguien le dé un vale para canjearlo por la vajilla de Bob Esponja y  acompañe a esta señora tan simpática a la puerta). Dependiendo de si eliges estas fiestas como simple escenario para tu espisodio o si decides convertirlo en el tema principal del capítulo, puedes cagarla de varias formas. ¿Por qué? Porque que el 85% de la ficción televisiva que se produzca para ser emitida en estas fechas -hablo aquí de la tele estadounidense- tenga la misma temática, restringe bastante la capacidad de sorprender e innovar del guionista. Además, hablamos de una celebración que se nutre de las raíces culturales más profundas de nuestra civilización, anclada en siglos y siglos de tradición y, por lo tanto, de repetición.  NOTA: Bien mirado, parece que los estadounidenses celebran la Navidad con el tipo de ficción que nosotros producimos y consumimos durante todo el año.

En resumen, los especiales navideños suelen estar plagados de lugares comunes, no hacen avanzar las tramas (a lo sumo nos desvelan algún detalle punzante de la back story del personaje protagonista que habrían hecho mejor en reservar para el punto de giro  a mitad de temporada) y  a menudo se sacan de la manga personajes episódicos paridos como grémlins que no aportan absolutamente nada ni al sentido, ni al significado de la serie. Por mí podría venir su grinch y llevárselos a todos.

A continuación, un pequeño resumen de lo que he visto y lo que me ha parecido:

Cómo conocí a vuestra madre- -Un capítulo que se sirve de la anticipación engañosa, empalagoso y de humor tonto. Se les perdona porque no traiciona en absoluto al tono de la serie  (requisito indispensable para crear un especial navideño que no haga vomitar) y porque les quedó resultón.

Glee- Ryan Murphy, hay que ser muy gay y muy valiente para crear semejante monstruo de dos cabezas. Y es que con capítulos como este especial navideño, dan ganas de mandarte a hacer experimentos con gaseosa. Menos mal que otras veces del laboratorio han salido cosas como esta o esta otra. Veremos si con el cameo de Julie Andrews se me pasa el cabreo. Feliz Frankestein, digo, Navidad.

Community- Chapó, para quitarse el sombrero.  La consigna de su especial de navidad parece ser «Si no podemos innovar en el contenido, innovemos en las formas». No apto para enemigos del gafapastismo petulante que rezuma esta serie. ¡Ah! Y las figuritas de plastilina dan un poco de grima (Bonitos, esto no es Pingu).

Rockefeller Plaza- Gamberro y disfuncional en su justa medida. La entrega navideña de la sitcom laboral que haría a Aristóteles replantearse el estatus de la comedia en su Poética está a la altura de todos sus hermanos de temporada. Hilarantemente predecible. Y además, el genial Jack Donaghy recibe el mejor regalo de su vida: disfrutar de la primera bronca simultánea por parte de sus dos progenitores. Acierto seguro.

Misfits- Para mí, el triunfo de estas Navidades. El equivalente al turrón de Suchard de los especiales navideños. Tocan todos los palos, hasta cantan un villancico, y contiene un giro argumental importantísimo que es a la vez el cliffhanger de cara a la tercera temporada… A lo mejor es porque son británicos.

 

Anuncio publicitario

Después de meses desencantada con la tele, mi primer post en más de un mes va sobre… FURGOOOL! Y sólo he visto el segundo tiempo de la final. Esa ha sido toda mi experiencia como espectadora de un mundial que he disfrutado en la calle, en las terrazas, escuchando a la afición retransmitir los partidos con sus gritos de «goool», sus suspiros, sus «nooo», sus «uy» y sus gestos.  Al final, lo que cuenta es cómo lo vives. ¡Paul para todos!

El culebrón ha vuelto a la ciudad. En realidad nunca se fue, pero ahora con Gran Reserva (Bambú Producciones) y  Gavilanes (Gestmusic) ha dejado el sofá de la sobremesa para ocupar un trono de prime time en el que hacía tiempo que no lo veíamos. Y a juzgar por los resultados de audiencia, parece que se está acomodando en su nuevo asiento. Vamos por canales.

La apuesta de La 1 es una historia de ambición y poder, con dos familias bodegueras riojanas enfrentadas por  el  triunfo en el competitivo mundo vinatero.  Glamour rural e intrigas telenoveleras que, para mí, no consiguieron cuajar, a pesar de un piloto con un arranque potente, actores con reclamo (Ángela Molina, Tristán Ulloa, Paula Echevarría) y presupuesto. Y es que el tonillo  de thriller se me terminó de desbaratar cuando el personaje de Tristán Ulloa se despierta del coma y está amnésico (adiós misterio sucio, hola A propósito de Henry). Un Falcon Crest a la española que promete barrazo. Y sólo por eso espero que les vaya bien.

"¿Cómo? ¿Que papá prefiería la cerveza? No me lo puedo creer..."

Pero esta producción no es la única que tira de viejos conocidos. Las aguas del culebrón son generosas y sus manantiales abundantes, y Antena 3 ha decidido beber de ellas en una adaptación de la aclamada coproducción de origen colombiano Pasión de Gavilanes. La versión patria se llama Gavilanes y, por desgracia, parece que la pasión no se ha caído solamente del título. Recuerdo cuando esta misma cadena emitía la versión del 2003, con aquellos pelazos, aquellos hermosos acentos latinos, esos personajes femeninos tan retrógados y a la vez tan echados para delante (En alguna parte del mundo hay un doctorando escribiendo una tesis sobre la revolución  en el culebrón que supuso la política sexual de Pasión de Gavilanes y brindo por ello) y grandes momentos de elegante histrionismo melodramático, tal y como los pide el género.  Una pena que la versión de Getsmusic sea tan descafeinada, que desaproveche a la inmensa Carme Elías y en general, que sea otra serie nacional que no consigue engancharme.

El buenorrismo perdura, pero los sombreros de vaquero pasaron a mejor vida.

¿Más de lo mismo? Claro. Aunque es lo de siempre: si funciona, bienvenido sea.

En la tienda del Caixa Forum hay una pecera llena de intelectuales. Raquel y yo nos la hemos encontrado esta mañana, mientras les hacíamos ojitos a los libros. Son marionetas de dedo con imanes. Oscar Wilde y Dalí estaban pegados por el cogote, siameses circunstanciales. No ha sido difícil separarlos. También hemos visto a Pávlov, adherido a su perro. Kafka estaba solo en una esquina. Y Napoleón se había caído fuera.

«Poursuivre les ètoiles

Dans le bocal à poissons

Rouges finir»

Soy una chica fácil, lo reconozco.  Me río con (casi) cualquier cosa, pero me gusta pensar que esto de ser una laugh-slut (guionistas de Cómo conocí a vuestra madre, gracias por acuñar este término grande, grande) más que volverme una espectadora sin cerebro me convierte en un ente predispuesto a disfrutar de los miles de matices que ofrece esa gran arma de construcción masiva: EL HUMOR. Por eso admiro a la gente como esta:

Sus programas podrán gustar más o menos, pero es verdad que Andreu y su equipo (delante y detrás de las cámaras) se esfuerzan por hacer reír. Y muchas veces funciona.

Minuto 1:20

Y lo más importante, ¿existe sangre de Satán en polvo, como el Tang? Sangre de Sa-Tang.

Mi amor por este juego de palabras es completamente subjetivo, pero me fascina que algo pueda resultar tan tonto y efectivo al mismo tiempo.  A partir de ahora, la sangre de Sa-Tang va a ser a mis cócteles lo que el perjil a la cocina de Arguiñano. Sólo con esto, Buenafuente ya se me ha ganado para los 5:23 minutos restantes. Y le perdono hasta que en su boca los hechizos «surjan» efecto.

A la Rei

Son estos los momentos que atesoro. Tiradas en la cama, hablando de tu vida en común con Wentworth, el hombre de tus sueños. Cómo te cuida Wentworth, ¿eh? Echó a todos los tontos de Tudela y además te canta canciones con ese vozarrón que tiene. Tenéis una casa preciosa aunque, eso sí, sin pretensiones. La sala de lectura mira hacia el lago con la barquita por un ventanal de dos metros de alto por el que entra la luz del mediodía. Habéis contratado a uno que estudió Biblioteconomía y Documentación para que tenga todos los libros ordenados.  Para sentarse hay unos puffs que son igual de blandos que el culo de la Viol.  Ah, y este viernes  dais una fiesta en la que vamos a estar todos. Irán la Olga, la Viol, la Cagüé y el Hugo. También estarán Daniel Brülh, Juan Diego Boto, el preso de la cárcel de Zuera y Keira Knightley. También estaré yo y creo que Yann Tiersen se encargará de la música, aprovechando que estos días está por casa porque le está enseñando a Wen a tocar el xilófono. Prometo que veremos todos tus cortos: La Excursión I, II y III incluídos, con Gabi y Jessy buscándose la una a la otra por el Parque Grande en taca-taca. Dices que vas a llevar un vestido minifaldero, claro, ahora que estás fotodepilada te da todo igual. Pero que conste que te fotodepilaste por ti, porque a Wentworth le dan igual tus pelos. Él te quiere tal y como eres, Bridget. Yo iré a la fiesta con mi Oscar, ya sabes, el que me dieron al mejor guión original por Sensión Tensual. Nunca lo hubiera conseguido de no ser porque montamos esa productora con el dinero que tu Wentworth sacó de la cuarta parte de Indiana Jones. Gracias.

En mi cuarto, antes de dormir, mientras se enciende el ordenador. Una nota se desliza por debajo de la puerta:

“ Hi Encisa!

It’s Wen. I’m going to Rache’s bedroom, but before I’d like to tell you that I’ve phoned some friends and Johnny (Depp) is about to come to your bedroom.  Please take care of the woman of my dreams because I am really in love with her and I’m writing a song for her with my friend Yann (Tiersen).

Yours sincerely,

Wentworth Miller (loves) Rei-Rei (I never thought that such a perfect woman could exist)”

Y me dices por último: “Y estoy más a gusto que un arbusto. No nos vamos a dejar nunca. Bueno, si cortamos será porque yo le dejaré a él, claro”.

Zaragoza, Otoño de 2004.

"Mira qué calcamonía me ha salido en el bollicao"

EPÍLOGO: Tras el fiasco de su autobiografía Wentworth: lo negro lo escondo, el señor Miller dejó Tudela y se retiró a las calles de Nueva York, donde ahora ejerce la mendicidad profesional. En sus ratos de ocio se dedica a comer perritos calientes con salsa de tofu y guacamole. Por su parte Rei-Rei, tras una ruptura amistosa con Wen (le dejó ella, claro), se consagró en cuerpo y alma a su trabajo de reina de su reino y hoy continúa repartiendo alegría, ilusión y pompas de jabón, siempre en buena compañía.

-¿Qué haces?

-Nada, aquí sentada esperando a que cualquier cadena o productora compre los derechos de Life Unexpected y me contraten para el proyecto.

-Eso te va a venir muy bien para lo de encontrar trabajo de guionista.

-¿Tú crees?

-Sí, pero lo que no sé es qué tiene de especial esta serie. A ver, ¿de qué va?

-Pues es una chica, a punto de cumplir los 16, que va a conocer a sus padres biológicos para que le firmen los papeles de la emancipación y…

-Espera, espera. ¿Ella por qué no vivía ya con ellos?

-Porque su madre la dio en adopción, porque se quedó preñada cuando tenía 16 años.

-La misma edad que la niña tiene ahora.

-Sí. Y el padre era el quaterback del instituto y se lo hicieron en el asiento trasero del coche la noche de la prom.

Típico.

-Ya, pero ahora el padre es un loser que no tiene ni pa’ pipas y ha montado un bar en el edificio que le ha dado su padre, el abuelo de la niña, que está un poco forrao. Y la madre es locutora de un programa de radio de esos de la hora de desayunar, que es el programa favorito de la niña.

-Qué casualidad. ¿Y está bien?

-Hombre, los cinco capítulos que he visto están muy entretenidos. Tiene momentazos moñas pero es moñez de la buena, de esa que te hace soltar lagrimicas a veces.

-¿Y los padres están juntos?

-No, ella se va a casar con su novio, que es el co-presentador del programa de radio.

-¿Y cómo se quedan con la niña? Porque se la quedan, ¿verdad?

-Para saber eso tendrás que verla.

-Vale, vale. Pero yo no sé qué tal una serie así en España…

-¡Pero si es perfecta! Tienes abuelos, puedes meter a treintañeros y adolescentes buenorros y sigue siendo familiar. Olga dice que habría que pulirse lo de la radio y hacer  a la madre profesora, para ahorrar gastos de producción. Una pena. Yo creo que sólo habría que encontrar la manera de meter niños pequeños y Globomedia te la hace.

-Ala, pues ya sabes. ¡Que pases buen día!

-Igualmente. ¡Chao!

"Cualquier cosa que digas podrá ser interpretada en tu contra"

Paul y sus cinco pacientes: Laura, una anestesista con problemas para comprometerse; Sophie, una gimnasta adolescente con tendencias suicidas; Alex, un piloto de guerra responsable de una masacre en Irak y Jake y Amy, un matrimonio  que tratan de  decidir si ella debe abotar o no. Los capítulos tienen tanto diálogo que los puedes «escuchar» como si fueran un programa de radio o una peli de Woody Allen.  El magnetismo de Gabriel Byrne se multiplica hasta niveles sutiles pero intolerables cuando lo ves sentado en ese sillón.  Y Diane Weist sigue siendo Diane Weist, aunque le haga la cara el mismo cirujano que se la hace a Casiopea. Un par de bueyes que tiran de un carro lleno de actores (Michelle Forbes está inmensa), personajes e historias por las que merece la pena someterse a esta terapia de voyeurismo emocional. Una de esas recomendaciones que te hacen pensar: «Joder, qué bien me conoces».

Los Protegidos (Ida y Vuelta) no aporta nada nuevo. Quizás si no has visto Los Increíbles las tramas y los personajes puedan llegar a engancharte y seas capaz de ignorar una producción bastante pobre y unos efectos visuales cutrongos. La mezcla «Globomedia meets Heroes» tiene su puntillo curioso y no deja de ser interesante, pero claro, aunque tiene el planteamiento de serie familiar de la primera, le falta -a rabiar- la estética, el ritmo endiablado y los cliffhangers (hablo de la primera temporada) de la segunda. Vaaale, venga, de acueeerdo, ya sabemos que no hay dinero. Pero para una serie de género como ésta por lo menos podría notarse que han hecho un esfuerzo, ¿no?. Porque a nivel de guión está en la media e incluso sobresale a veces, a pesar de la lacra de los 70 minutos. Y aunque quiero mandar a la niña pequeña al bosque con Evelyn y Paula (a ver si el gnomo se las come a las tres de una puñetera vez), Antonio Garrido y Angie Cepeda se lo curran de forma muy aceptable. Y tiene su gracia y sus intenciones encomiables contar una de superhéroes y además les está haciendo un 18%, joder. Y si ya visualmente fuera como Doctor Mateo o Hay alguien ahí… ¿Cuándo tendremos en nuestra ficción esa alineación planetaria que junte el talento de los distintos campos del sector audiovisual para hacer una serie en la que todos los aspectos estén a la altura? Personalmente, espero que la verdad esté ahí fuera. Concretamente en la vuelta de Pelotas.

 

Elegante, cerebral, impecable. Hacía tiempo que Mad Men se merecía un post en esta humilde morada bloguera. Y es que se ha ganado su pedestal a pulso: una puesta en escena que quita el hipo, una realización bellísima, de manual clásico, unos intérpretes que están a la altura de  personajes y tramas que han ido creciendo y ganando en sustancia con cada una de las temporadas. ¡Y qué guiones! Si el ser humano pudiera alimentarse de subtexto, Mad Men acabaría con el hambre en el mundo. Estoy convencida de que el fantasma de Hitchcock se pasea por cada una de las grabaciones mostrando orgulloso su barriga y bendiciendo al equipo con su puro como si fuera un botafumeiro.

(Perdón por los ESPOILERS)

Esta tercera temporada ha sido magistral. Don vuelve a ser el centro del universo y un cazo de leche hirviendo o un puño arrugando una hoja de papel son excusas perfectas para flashbackearnos a su pasado de Grandes Depresiones y zapatos agujereados, para hacernos comprender que este personaje sigue trabajando por poder añadir un ladrillo en el complejo y turbador edificio de la América del siglo XX. Los secundarios siguen siendo un lujo (Sterling y sus líos familiares, los chicos de la agencia, los británicos con sus impostadísimos acentos, etc.), pero a mí las que me apasionan son ELLAS. Esta temporada nos ha regalado a una Betty Draper que, más allá de demostrar que January Jones es Grace Kelly reencarnada que ha vuelto para darnos lecciones de glamour (que no es poco), se muestra como un personaje más simpático, fuerte y maduro. Joan nos ha enseñado una vez más cómo sale adelante una tigresa en la jungla neoyorquina de finales de los sesenta: con muchísima sabiduría vital, encantos femeninos y unas gotitas de perfume. Y Peggy… No tengo palabras para describir la devoción que siento por el personaje de Peggy Olson, y eso que en esta temporada no le han dado todo el espacio que se merece. Pero esto es sólo mi visión distorsionada de la realidad, claro está, porque Peggy ha tenido momentos absolutamente triunfales: su brainstorming fumada o la visita que le hace Don -su media naranja laboral- en el último capítulo en la que le dice eso de «I wanna spend the rest of my life trying to hire you». Más allá de sus entretenidos embrollos corporativos, del interesantísimo mundo de la publicidad, de la mente y el corazón de sus personajes y de la recreación histórica,  la serie se huye del cliffhanger de estar por casa y despide la temporada con un final que es un principio. Otra cosa más que agradecer a Matthew Weiner y compañía.

Decir que Mad Men es una serie de primera no es ser nada original. Pero es lo que tienen las verdades universales.


junio 2023
L M X J V S D
 1234
567891011
12131415161718
19202122232425
2627282930  
Teasing and braiding can, like any craft, be learned. But as to determining which episodes hold promise (as oysters hold pearls), it is not without justice that this art is called divining.

PARTIDA DE NACIMIENTO