Aprendiendoaescribir's Weblog

VIERNES-SABADO

Todo en un día, es nuestra filosofía. Me levanto con serias dudas sobre si iremos a Ronda, pero un timbrazo las despeja todas. Abro la puerta y me encuentro a Edu. En la mano lleva una bandeja de cruasanes recién hechos. En la cara, todas las horas de sueño que le faltan y la radiante lucidez del aquel que ha trasnochado en buena compañía. Duerme dos horas y luego nos vamos. Yo me trapiño el  primer cruasán y empiezo a creer que todo es posible.

Hemos dejado que Israel se salte su enésima visita a Ronda, el pobre necesita dormir. Dicen que las carreteras de la Sierra de Grazalema son las que más curvas tienen de toda España, pero no hay viaje que se resista a mi catarro asesino y a la combinación letal de gotas para el mareo del padre de Kika + el resacón.  Llegamos. Como es viernes santo, el último autobús de vuelta a Marbella sale dentro de dos horas.  Hacemos una visita express que consiste en:

1- Seguir punto por punto el itinerario marcado por un mapa de la oficina de turismo.

2- Ver cómo Eduardo mea en unos matorrales de la muralla, declarada patrimonio cultural.

3- Tomarnos algo en un bar super raro y reirnos al pasar al lado de otro en el que anuncian que hacen “bocadillos de choped al ajillo”.

La verdad es que es un tour  demasiado rápido, con la atmósfera surrealista de toda buena resaca acentuada por las prisas. Como un viaje del Imserso pero sin dentaduras postizas.

De vuelta en Marbella, nosotras cogemos nuestras maletas. Y es que los rapes vuelven a casa. Pero antes… ¡Torremolinos! Subimos al bus que recorre la ruta entre Marbella y una de las cunas del boom turístico. ¡Esto es el road trip más kitch de toda mi vida! Paramos uno por uno en todos los pueblos, la arquitectura se va volviendo cada vez más imposible y finalmente llegamos a nuestro destino. Aparcamos a Edu en la habitación del hotel y los demás nos vamos a por unas tortillas de camarón y demás fritanguitas. Todo muy rico, pero ay, le prometimos a Edu que cenaríamos con él. ¿Cómo puede ser que nos hayamos puesto hasta el culo sólo con el aperitivo? Nos damos un abrazo a cuatro frente al mar y un paseo de vuelta al hotel y después… ¡a un italiano! ¡Claro que sí! Si no me mata este catarro, lo hará mi estómago.  Aunque hoy no voy a morir porque en el eferalgán me mantengo.

Marga, que lleva meses sufriendo de insomnio, se retira a los aposentos hoteleros.  Los demás comenzamos nuestra expedición a la zona gay de Torremolinos, donde nos espera un ligue del Isra que ha venido de propio desde Marbella (¿qué les da este hombre, dios mío?). Entramos en un edificio a lo Melrose Place y nos dirigimos a un bar con nombre griego. Sí, todo parece muy tópico, porque lo es. Dentro del bar todavía hay más “sorpresas”: luces fosforescentes, tíos que se visten como si acabaran de entrar “in the navy” y unos cubatas malísimos que saben a “ó de tualet”. De repente, justo después de que el dj decida que ya no se va a preocupar más, que va a pinchar house lo que queda de noche (son las 12 o así), empieza a salir un humo blanco y dulzón, como el del tren de la bruja. Miro al Isra con cara de desesperación, él alza su copa y nos invita a brindar, imitando a los Morancos: “Por una noche surrealista: marica tú/marica yo”.

Son las tres y pico de la mañana. No sé muy bien cómo, pero he sobrevivido al ambiente de Torremolinos.  Llegamos al aeropuerto de Málaga a eso de las cuatro, queda una hora para embarcar. Me apaño un sitio en el suelo y cierro los ojos. Duermo, duermo y vuelvo a dormir. A veces sueño que estoy en la fila de embarque, otras que estoy recogiendo mi equipaje o que estoy esperando al autobús para Zaragoza en la odiosa estación de la avenida América. He dormido tanto que ahora, con cuatro horas de bus por delante, ya no tengo sueño. Así que me siento con Pili y hablamos de tonterías, “disfrutamos” de la variedad musical de los canales de radio del autobús.  Escuchando una canción de Céline Dion….

VIOLETA

Te propongo un juego,

a ver quién aguanta más

tiempo escuchando esta mierda.

¡Perdón! Escuchando a Céline

Dion.

Pili acepta, muerta de la risa. 3 segundos más tarde…

VIOLETA

(quitándose los cascos)

Tú ganas, Pili.

Magui está detrás, mandando descansar a su cerebro. No debe ser una lucha muy encarnizada, porque parece que por fin consigue dormir algo. Son las dos de la tarde, llegamos a la estación de Delicias. Mis amigas se van en coche a sus casas y a mí me viene a buscar mi padre. Me duelen todos los huesos del cuerpo, no consigo hacerme a la idea de que hoy es un día diferente al de ayer, no puedo respirar por la nariz y tengo el oído derecho taponado. Ha sido un buen viaje.