Ese complot de Satán llamado «crisis económica», los gorrinicos y sus virus, un índice de paro que se ha subido al globo de Willy Fog y no tiene pinta de querer bajarse… Y ahora Benedetti se nos pone malico.
A Mario se le acaba el aire, sus pulmones han pedido una prórroga que todavía no saben si les será concedida. Él, que tantas lecturas de sus obras ha hecho. Sus palabras son las más humanas que se hayan escrito. Si la democracia (la buena, la que ya no existe en este mundo) eligiera un día disfrazarse de literatura, el resultado sería un escrito de Benedetti. Cualquiera. Mario se nos va, tal vez no pueda volver a pronunciar esas palabras suyas. Por eso, yo dejo ahora mismo de ensuciarlas con las mías.
Pongo estos seis versos en mi botella al mar
con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta
y un niño la encuentre y la destape
y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles.
«Botella al mar», Mario Benedetti.
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abril 28, 2009 a 3:51 pm
Qué bonitos los versos.
Es bueno gritar que el día ha sido una mierda, pero luego acuérdate de pensar que también pasan cosas buenas, pero estas no nos suele gustar escribirlas. Somos tan «tacañonas».